Orúnmila detesta la traicion


Orúnmila detesta la traicion
Por:Oluwo Leonel Osheniwo
En la antigüedad las mujeres y los hombres tenían valores que son dignos de resaltar. Estoy hablando de esos tiempos en los que los avances científicos eran escasos, los bancos apenas existían, nadie tenía una tarjeta de crédito, nadie tenía que llenar un sinnúmero de papeles para lograr un préstamo, un apoyo, una ayuda o cualquier cosa que necesitara.
Eran tiempos en los que había algo muy valioso: la palabra, por eso el hombre o la mujer no empeñaba su palabra por gusto, no daba su palabra en vano. Si alguien recibía la ayuda de alguna persona se desvivía por pagar lo más pronto posible y en caso de no poder se presentaba ante su deudor para justificar su falta, lleno de pena y vergüenza, pues su palabra empeñada había sido incumplida. ¡Qué tiempos aquellos! En ese entonces el llegar tarde a una cita era tomado como una ofensa, no sólo porque se pensaba en el valor del tiempo personal, sino porque se valoraba sobre todo el tiempo de los demás.
¿Qué nos fue pasando? ¿Se habrán dejado de inculcar valores? O, ¿será que se dejaron de tomar en cuenta los valores? No es menos cierto que muchos abusaron de la palabra de otros, palabra que para ellos era lo mismo que un desecho humano cualquiera, de tal manera que con el tiempo los hombres dejaron de creer en los hombres y pagaron justos por pecadores.
Hoy, más que nunca, es importante que se realcen y se enseñen con el ejemplo esos valores a las generaciones actuales y a las que están por venir. De lo contrario, el hombre como tal será menos confiable que una rata. Y esto es importante porque a pesar de todos los pesares la palabra sigue siendo el mayor de los créditos, el valor más alto, una persona que nunca falta a su palabra o que en caso de faltar a ella es capaz de enfrentar a quien le quedó mal jamás en la vida tendrá las puertas cerradas porque no hay puerta que se le niegue a quien nunca estafa, miente, traiciona o engaña para lograr sus objetivos.
Por otro lado, también se han ido perdiendo los valores religiosos, quizá por ello los religiosos con mayor antigüedad son tan cuidadosos a la hora de transmitir su sabiduría, porque ellos saben lo que es el ser humano, no en balde a la humanidad se le llama omo araiye (cuerpos sobre la tierra). Si analizamos esta expresión nos daremos cuenta de que también se emplea para hablar de los enemigos, omo araiye es la humanidad porque la humanidad es enemiga de todas las especies e incluso de su propia especie.
Hay odu que dicen "realice ébó para que a sus hijos no los maten los omo araiye (la misma humanidad)" pues un acto como un accidente, una pelea, una guerra, una venganza, un acto de envidia, todo eso y mucho más viene de la propia humanidad. Por ello desde los tiempos primarios se nombró a la humanidad omo araiye, porque basta con tropezar con alguien que represente un ajogun, para que uno se convierta en víctima de otro ser humano, y peor aún, para que esto suceda por puro gusto.
Esta nota tiene la finalidad de mostrar que todos podemos ser propensos a convertirnos en el araiye de alguien, así es la vida, pero es muy diferente convertirse en el araiye de quien te estafó o de quien te debe que convertirse en el araiye de quien te ayudó y te apoyó. En ambos casos se tiene la misma misión, perseguir, pero una es para hacer pagar por lo robado, pues eso no le pertenece a quien roba sino a quien lo confió (y esto es tan loable como cuando se hace justicia en cualquier país y se da seguimiento a la ley y se encarcela -si es necesario- a quienes incurren en falta con los demás) y otra, muy diferente, es volverse elenini de quienes te enseñaron y dieron un lugar en esta vida.
El hombre no debe de causarle dolor al hombre (hablo de hombre como especie), el hombre nunca debe de hacerle a los demás lo que de antemano sabe que no le gusta que le hagan a sí mismo. Y aquí tenemos que aclarar los términos, un ladrón siempre será un ladrón, un ladrón que le roba a una institución llena de poder y dinero es tan censurable como un ladrón que le roba a quien se han ido haciendo de sus bienes con sacrificio, pero en este último caso el agravio es mucho peor porque cuando los ladrones afectan gente noble y buena se trata de casos dolorosos, pues afectan a indefensos. A veces los ladrones chocan con personas con poder y terminan llenos de gusanos, algo que considero como una justicia terrenal válida para una mala acción terrenal.
Está claro que siempre tratamos de justificar nuestros actos alegando tener la razón de por qué hicimos lo que hicimos en contra de otros, siempre decimos que fue porque lo merecían. Sin embargo, cuando alguien abusa de otros a la larga o a la corta siempre va a pagarlo de una forma exagerada, pero esto no sucede de inmediato, pues las deidades (de cualquier religión) no matan a nadie, ellos esperan que con los golpes que dan uno aprenda, así muchos entran en el camino pero otros no.
Después de que por un tiempo se sigue sin querer aprender dios nos deja sin protección, entonces el cielo se vuelve negro y todos los caminos se cierran. Esto sucede por lo general cuando ya tenemos una familia que mantener, cuando comenzamos a darnos cuenta de lo importante que es "ser bueno". En esos momentos sentimos la fuerza de un temporal que en muchos casos no lo para ni el mejor de los ébó. Muchos de los que leen esta nota saben de qué estoy hablando, otros lo sabrán en un tiempito. Les estoy hablando a esas personas a las que ni un olorisa ni un babalawo pueden hacer que se levanten, ni aun con los mejores ébó que les hagamos, pues nosotros somos sacerdotes no dioses, nosotros no sabemos todo lo que tienen que pagar aquellos que han actuado mal.
Y no es que seamos inmunes a esto, todos tenemos defectos y hemos cometido errores y pagaremos por ellos, pero hay de errores a errores y de la magnitud de nuestras faltas será la prontitud o la lentitud con la que iremos pagando por los males que hicimos.
Muchos entran a la religión y creen que después de haber estafado a medio mundo les tiene que ir bien con hacerse una consagración, ¡pues no!, la consagración no quita el expediente delictivo, la consagración tiene un ita que te sentencia y vivirás de acuerdo con lo que hayas hecho, de acuerdo con tus actos: si has causado dolor espera primero pagar con dolor antes de comenzar a vivir la parte buena de tu odu.
Y si robar, traicionar o estafar a otros es malo, imagina lo que es para la religión traicionar a quien en ti confía. Es lamentable, pero muchos no debieron de haber salido de la inmundicia de donde vinieron, muchos no miran su pasado o no se dan cuenta de que de no serían quienes son si no fuera por sus maestros, a los que sólo buscan sacarles todo lo que pueden y son capaces de hacerles la competencia con las mismas armas que les enseñaron a fabricar.
Ahora bien, quienes necesitan un trabajo saben el valor de lo que es tener un trabajo, pero no todos los que tienen un trabajo saben el valor de lo que tienen. Por otro lado, cuando trabajamos para alguien sabemos para quién trabajamos y que no podemos tratar de hacer cambiar a los propietarios de las empresas, que debemos de ajustarnos a las medidas y normas que rigen cada lugar. Siempre debemos de tener claras las pautas de lo que no debemos de hacer, de lo que sí podemos realizar y de lo que no nos está permitido. Y esto se aplica a todo en la vida, no solo a lo laboral, sino a lo social, político, familiar y en nuestro caso, a la religión a la que pertenecemos.
Este consejo va para quienes se consagran hoy en día y no conocen los misterios y secretos de esta religión, el respeto y los valores que se deben de mantener. Esto va para quienes tanto en la Oosa como en Ifá aprenden de sus mayores y en vez de tomar esos conocimientos para crear su propio pueblo lo que hacen es, a espaldas de quien se los enseña, tratar de quitarle su propio pueblo, creado con su sacrificio. A esos les dedico esta nota, para que aprendan que el hábito de atraer a ahijados de sus mayores tiene su nombre y tiene su precio, pero además, qué feo se debe de sentir tratar de quitarle seguidores a quien te enseñó lo que sabes y que jamás podrá ser comparado con lo que tiene en la manga tu maestro. Esto es lo que dice Ifá al respecto.
Las ratas Ikun, Okete y Okere traicionan a Òrúnmìlà
Introducción
Ifá
dice que la persona a la que le sale este odu, tiene tres enemigos que están peleando con él, Ifá dice que la persona tiene que realizar ébó isegun ota para vencer a los tres enemigos. Ifá dice que esos tres enemigos de los que él está hablando han convivido con esta persona, ellos han comido, bebido e incluso trabajado con esta persona o para él, Ifádice que él los va a vencer, pero tiene que realizar ébó.
Traducción
Él dice, tiramos obi (abata)
Y el perro se molestó
Si no tiramos obi
El perro se molesta
La familia del perro nunca come obi
Qué va a hacer el perro con obi
Realizaron adivinación para Ikun
Quien era amigo de Òrúnmìlà
Realizaron adivinación para Okete
Quien era amigo de Òrúnmìlà
Realizaron adivinación para la ardilla
Quien era amigo de Òrúnmìlà
Los tres comieron con Ifá
Bebieron con Ifá
Y de repente traicionaron a Ifá
Todos aquellos que comieron con Ifá
Que bebieron con Ifá
Y de repente traicionaron a Ifá
Seguramente Ifá los va a matar a ellos.
Explicación
Aquí están okete, también okere (ardilla) y también ikun (otro tipo de rata con mucho pelo en la cola que se alimenta de maní o cacahuate), los tres eran amigos de Òrúnmìlà y él los alimentaba a ellos, él les daba trabajo a ellos, pero llegó un momento en que ellos comenzaron a querer independizarse de Òrúnmìlà, entonces comenzaron a traicionar a Òrúnmìlà.
El trabajo de Òrúnmìlà comenzó a mermar y él fue por adivinación con sus babalawos, losbabalawos le dijeron que había algunas personas que lo estaban traicionando y a sus espaldas le estaban robando la clientela, le dijeron que tenía que realizar ébó para vencer a esos traidores, Òrúnmìlà escuchó, realizó el ébó y maldijo a sus enemigos. La maldición consistió en que él siempre los iba a matar para comérselos: "aunque yo los mate para comer nadie puede poner su cabeza en mi oke ipori (donde se venera a Ifá), porque me recordaría la traición de los tres".
Después de que Òrúnmìlà realizó el ébó y maldijo a sus enemigos descubrió quiénes eran y a partir de entonces él los emplea para comer, pero no se le debe de poner su cabeza para que no recuerde la traición que le hicieron.
Como vemos, Orúnmila les daba de comer, de beber y les daba trabajo a Ikun, Okete y Okere, sin embargo ellos creyeron que ya tenían suficiente conocimiento y no sólo tomaron la decisión de abandonar a Orúnmila, algo entendible, pues incluso los hijos a su tiempo abandonan a sus padres y toman su propio camino, sino que en este caso (que es muy común) los aprendices y supuestos amigos de Orúnmila lo traicionaron a sus espaldas y desviaron su clientela.
En Ifá la traición es algo que hace que quienes la ejercen tengan una vida llena de problemas y calamidades. Quizá a corto plazo ganen materialmente a costa de quienes confían en ellos, pero más pronto que tarde su vida se convertirá en un desastre, pues dice Orúnmila que ni siquiera quiere ver la cara de los traidores.
El mensaje de esta nota es destacar que a alguien le debemos lo que somos y que el día que seamos capaces de traicionar a quien nos llevó a ocupar un lugar en la vida estaremos perdidos. Así de simple es: aun cuando creamos que mantenemos el lugar ante la comunidad en realidad ya lo hemos perdido, ya no contamos con él porque hemos echado la confianza a un pozo negro profundo del que difícilmente la podremos recuperar.
Antes de aprender Ifá es bueno aprender la filosofía de Ifá, que es la misma que quizá con menos profundidad y explicación se tiene en la vida.
Antes de vivir, es bueno que aprendamos los códigos éticos que nos harán llegar a nuestro destino, porque de lo contrario podemos convertir nuestro destino en una basura.
Oluwo
Leonel Osheniwo

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