La familia desde la mira de ifá
de Leonel Gamez, el Martes, 20 de septiembre de 2011, 13:45
Quiero tocar este tema por la desintegración familiar que se vive actualmente a nivel mundial. Lo más preocupante es que, donde más se da, es en los países donde se tienen más adelantos y progreso.
Olódúmáré creó a los primeros seres humanos con la ayuda de los Orisa y estos seres humanos comenzaron a tener descendencia también con la ayuda de Olódúmáré, pues aun cuando nacemos de padre y madre, se considera que nacemos por la gracia de nuestro creador Olódúmáré.
Desde la óptica yoruba, toda la descendencia de los primeros humanos forma una especie de cadena, donde cada ancestro es un eslabón, por eso es importante mantener una buena comunicación con nuestros mayores, porque de esa forma estamos recibiendo la bendición de Olódúmáré de forma directa. Es como estar conectado a una tubería de agua, aunque el agua venga de muy lejos nos llega directamente. Por el contrario, cuando nosotros rompemos esa buena relación con nuestros mayores, nos apartamos de esa tubería. Así, aunque fluya el agua no nos llega porque estamos en otro lugar. Romper la continuidad es bloquear esa cadena y la consecuencia es que dejamos de recibir la bendición de Olódúmáré, pues Olódúmáré nunca va a darle la bendición a quien se aleja de ella.
En la antigüedad, la familia era un núcleo bien organizado, donde los mayores eran tomados en cuenta cuando se querían tomar determinaciones importantes. Los padres, abuelos, tíos eran una especie de comité al que los menores le pedían su opinión sobre cualquier iniciativa que fuera a tomar cualquier miembro de la familia. De tal manera que nada se hacía sin que se tomara en cuenta la opinión de los mayores, a los que se respetaba de una forma realmente admirable.
Claro que ayer fuimos hijos y después pasamos a ser padres. Tenemos que saber evitar hacer a nuestros hijos lo que no nos gustaba que nos hicieran nuestros padres. Día a día se deberían de ir corrigiendo los “defectos” que se veían en los mayores. Hoy debería de haber más entendimiento, pero no, no sucede así. Tal parece que tomamos los defectos de los mayores y le agregamos los nuestros, con lo que acrecentamos los problemas familiares.
Por otro lado, los padres de hoy debemos de entender que la vida de nuestros hijos no nos pertenece, que nosotros no podemos mandar en sus gustos, que no podemos escogerles a sus parejas, ni su carrera, ni siquiera la ropa que les gusta usar. ¡Claro!, podemos aconsejarlos, pero no podemos imponerles qué deben o no hacer o usar. Nosotros los llevamos de la mano mientras ellos no sepan caminar, pero cuando ellos comiencen a andar, ya no los tenemos que llevar de la mano. Más bien debemos de vigilar sus pasos para evitar que tomen un mal camino, sólo en esos casos debemos de intervenir. Hay un dicho que dice, “gracias mamá por ayudarme a dar mis primeros pasos, pero sobre todo, gracias por dejar que yo siga dando mis propios pasos”.
Los padres trabajan para el bienestar de sus hijos y los hijos, al crecer, por cuestión de agradecimiento y reciprocidad ayudarán a sus padres si estos lo necesitan. Ningún dinero está mejor invertido que el que se dedica a la familia. Así como todo lo que podamos comprar con dinero no nos lo podremos llevar a nuestro destino final, la muerte, así también Olódúmáré recompensará todo lo que hagamos por la familia, pero sobre todo, dejaremos buenas semillas que posteriormente darán sus propios buenos frutos.
El siguiente Ese Ifá explica la vida de tres hermanos. Dos de ellos dedicados a comprar propiedades y bienes materiales, mientras que el tercero, en vez de invertir su dinero en obtener riquezas, lo utilizó para la enseñanza y el bienestar de sus hijos y al apoyo de su familia. Ustedes podrán apreciar quién de los tres hermanos obtuvo mayores logros.
ESE IFÁ
Los tres hermanos
Introducción
Ifá dice en el Odu baba Ejiogbe que él se está dirigiendo a Omoya meta (tres hermanos). Ifá dice:
̶ Ellos deben de realizar ébó.
Ifá dice que no va a permitir que su riqueza sea para otras personas, Ifá dice que no va a permitir que sus logros se los quiten o los gocen otras personas desconocidas.
Así dice Ifá en Ejiogbe.
Traducción:
Ifá dice: Otó tó tó (Uno a uno)
es el babalawo de Olowo el rico.
Realizó adivinación
para Olowo, el rico.
Oró ró ró (Uno por uno)
es el babalawo de Òlórò el rico.
Realizó adivinación para Òlórò el rico.
En la madrugada
terminamos de comer maní (cacahuate)
y botamos las cáscaras.
Es el babalawo de Olomo
el que tiene hijos.
Realizó adivinación para Olomo
el que tiene hijos.
Cuando los tres venían del cielo a la tierra
les dijeron que tenían que realizar ébó.
Olomo, el que tiene hijos
fue el único que se quedó a realizar el ébó.
Se murió Olowo el rico
y su dinero desapareció.
Se murió Òlórò el rico
y su riqueza se perdió.
Gente del mar,
gente de la laguna,
ustedes saben que la herencia
de Olomo no se pierde.
Explicación:
Los tres hermanos son Olowo, Òlórò y Olomo. Los tres fueron por adivinación para saber si ellos iban a progresar en la tierra, les dijeron que tenían que realizar ébó para que sus pertenencias (logros) no los disfrutara otra persona. Eso le dijeron a Olowo, para que su dinero no lo disfrutara otra persona. Le dijeron a Òlórò que tenía que realizar etutu para que otra persona no disfrutara los frutos de su trabajo. Le dijeron a Olomo que tenía que realizar ébó y él preguntó:
̶ ¿Para qué?
Los babalawos le contestaron:
̶ Para que tus hijos puedan tener tu herencia.
Solamente Olomo realizó el ébó.
Cuando llegaron a la tierra, Olowo comenzó a acumular Owo (riqueza). Comenzó a construir casas, a adquirir caballos y a obtener todos los bienes que se podían comprar con el dinero que él iba obteniendo. Òlórò, ya en la tierra, también comenzó a acumular caballos, ropas, varios tipos de gorros, Ewu (camisas) y todo lo que pudo. Olomo, ya en la tierra, comenzó a tener hijos y el dinero que llegaba a tener lo gastaba en sus hijos, en su hija, en su hijo. Así la gente no se daba cuenta del dinero que tenía Olomo.
Olowo no gastó en nadie. Òlórò tampoco gastó en nadie. Ellos solo acumularon el dinero, sólo buscaban renombre. Pero Olomo siempre pensaba en sus hijos. Entonces apareció Esu y preguntó:
̶ ¿A quién tenemos que enseñar a cumplir?
Y los babalawos le dijeron a Esu que a Olowo. Esu preguntó si Olowo no había realizado sacrificio y le dijeron que no. Esu tenía un Opa Isure (bastón) con dos puntas, una Iré y otra Ibi. Esu cambio la guía del Opa Isure que tenía puesta en Iré para Olowo por la punta con Ibi y Olowo murió. Su cuerpo quedó dentro de su casa. Así sucedió que todos los que iban a adularlo y lo saludaban en las mañanas con la frase babake (señor rico) lo llamaron y no tuvieron respuesta. La gente entró a su casa y encontró que Olowo ya estaba muerto. Entonces, cada quien buscó qué era lo que podía llevarse y cada quién se llevó lo que pudo encontrar. A Olowo le quitaron la Eni (estera) donde estaba su cuerpo y se llevaron todo el dinero que estaba debajo de ella. Antes de que llegaran sus familiares ya le habían saqueado todos sus bienes. Al llegar los familiares, no encontraron nada. En la tarde se preguntaron los familiares:
̶ ¿Qué hacemos con el cuerpo, antes de que comience a apestar?
Y como no había dinero lo enterraron como pobre.
Òlórò, el que también se la pasó toda la vida también acumulando riquezas murió también. Como todas las mañanas, todos los que lo iban a saludar llegaron a su casa y, al encontrarlo muerto, comenzaron a saquearlo. En secreto se llevaron los caballos y todo lo que pudieron. Al llegar los familiares, no encontraron nada, ni siquiera para enterrarlo, así es que, para no enterrarlo desnudo, la familia comenzó a reunir dinero para comprar alguna tela para cubrirlo.
Cuando llegó la muerte a Olomo, Olomo estaba en manos de sus hijos. Nadie pudo venir a saquear nada porque estaba en manos de sus hijos. Sus hijos mandaron llamar a toda la familia, a los que vivían cerca y a los que vivían lejos.
Como Olomo fue bueno con todos sus familiares, cada uno trajo telas (ropas) para enterrarlo con ellas. Y cada uno llegó con animales para preparar comida para los presentes. Y todos los vecinos se preguntaban:
̶ ¿Qué pasó? ¿Por qué tanto movimiento?
Y les dijeron que había muerto Olomo. Así comenzaron a llegar personas a la casa de Olomo. El primero, segundo y tercer día. Y este día decidieron realizar Ita y al séptimo día realizaron Ije.
La gente comenzó a comentar que cuando murió Olowo nadie se dio ni cuenta. Cuando murió Òlórò tampoco. Ahora que murió Olomo todos supieron que era una persona muy rica.
Ifá dice: La herencia de Olomo nunca se perdió.
Ifá dice que la persona a la que le sale este Odu tiene que realizar ébó para que los desconocidos no gocen de los frutos de su trabajo y sacrificio.
Olomo comenzó a festejar dando gracias a los babalawos, los babalawos a Ifá e Ifá a Olódúmáré.
Ifá dice que no va a permitir que las huellas de la persona desaparescan de la tierra.
FIN
COLECCIONES DE IFA OSHENIWO
Como podemos apreciar en este Ese Ifá, la única herencia que nunca se acaba es la de la descendencia. Ése, y no el dinero, es el mejor legado que puede dejar un ser humano sobre la tierra. Aun así, no es menos cierto que los bienes materiales son parte de los objetivos de toda familia, pero siempre y cuando no se vuelvan más importantes que ella. Siempre y cuando esos bienes no traigan división familiar, pues ningún bien es más grande que el del calor familiar.
Nuestra religion divide la vida en varios rangos. El primero es Aiku. Aiku quiere decir la fase de la buena salud, que es aquella en la que vivimos de niños y adolecentes. Después de este viene Aje, que es el dinero. ¿Por qué el dinero? Porque es la etapa donde comenzamos a trabajar y ver logros materiales. Sigue Aya, que es esposa, porque sólo después de que un hombre está bien económicamente puede darse el lujo de comprometerse a mantener una familia.
El siguiente rango es Ilé kiko, que es casa, pues la cultura yoruba enseña que cuando una persona está preparada para casarse, debe de saberse responsable de darle a su familia un techo donde vivir. Entonces viene Omo, que es hijo.
La secuencia es: ya que se lograron Aje (dinero) y estabilidad matrimonial (Aya, esposa) y se tiene techo donde cobijar a la familia (Ilé kiko, casa), es entonces cuando se puede pensar en tener hijos, no antes, pues tener descendencia sin una estabilidad siempre va a traer muchos problemas para ella.
Después de esto la vida se le dedica a los hijos, a su educacion y a encaminarlos por el buen camino. Muchos padres delinquen para lograr abundancia material sin darse cuenta que de nada vale comprar mejores zapatos, ropa o carros si cuando caen presos se convierten en la causa del dolor y bochorno de sus hijos.
Los mismo sucede con los hijos que por lograr mejoras materiales cometen delitos que a la larga o a la corta lo llevan a prisión o a la muerte, y que se convierten en el dolor de sus padres, cuando deberían de ser su orgullo.
Lo cierto es que los valores familiares se han ido perdiendo en la actualidad. Consideramos, desde la óptica de nuestra religión Yoruba, que se deben de rescatar esos valores, tanto a nivel familiar como religioso, pues dice Ifá que en la unión está la fuerza. Es unidos como lograremos vencer los problemas que se nos presentan día con día en la vida. Quien se aleja de su familia de sangre y religiosa se expone a ser atrapado por los ajogun (problemas), al igual que cuando una hoja cae de un árbol y se convierte en juguete del viento. Mientras está unida al tronco será alimentada por las raíces de ese árbol, una vez que cae ya no es nada, se convierte en basura.
A nombre de la Sociedad Yoruba de Mexico
Leonel Gamez Oluwo Osheniwo

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